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domingo, 17 de julio de 2016

Planeta unos zorros









    Para el horóscopo Maya los nacidos en mitad de abril son zorros.

 Había una vez dos zorros que coincidían con su tótem Maya. Ambos eran muy zorros, a la vez que ninguno de los dos lo sabía.
Como buenísimos zorros hacían gala de su gran inteligencia, eran muy perros juguetones y se comunicaban no a ladridoS ( bueno a gritos a veces) sino exclusivamente "no verbalmente" con sus expresiones faciales, actitudes y sus diferentes posturas y movimientos de sus colas...
Dentro de sus características zorrescas  cada cual tenía unas más desarrolladas que otras; él era más omnívoro en cuanto a capaz de comer cualquier cosa para alimentarse, más excavador para enterrar y desenterrar huesos y cosas. Por su parte ella tenía más desarrollado el olfato y era un poco más adaptativa a los cambios aunque ambos lo eran muchísimo. Demasiado.

Cuando los sumum de los zorros se juntaron! Pues no; no podéis ni imaginároslo...

Zorrerias varias por tos Laos. El y ella hecho zorro con el sentido de cargados de sueños, hechos unos zorros de maltrechos y hechos pedazos y sobre todo haciéndose los zorros aparentando ignorancia o distracción ambos dos...

La muy zorra se fue con otro (nozorro) y el muy zorro también la alentó a ello... Y viceversa... Pero tras mucho tiempo observándose y tocándose... Y zorreándose el uno al otro... Así descubrieron su esencia zorril compartida ambos dos...
Comunicándose solo por los gestos; no tenían nada que decir a gritos...Humanos... Solo de sus gestos se habían aprendido el uno del otro.

Era una mierda que no se pudiesen decir cosas, cada vez menos, cuanto más sentían más zorros y astutos se ponían ambos y así era casi imposible que se dejasen llevar a la vez, los dos, junticos...pero a la vez zorro y zorra se sentían muy bien. Juntos y por separado pues hasta allí su astucia 'mutua' les había llevado... 
Se brindaban protección y atención. Se agasajaban con regalos y mimos que llegaron a ser Lo más básico. A la vez era tan inocente e ingenuo aquel juego baile de amor de zorros que quedaba precioso y se sentían ambos dos como en brazos. Se centraban en sus detalles y de tanto fijarse se hacían mejores y mejores; para sus zorros interiores y exteriores...
Se sacaban tan su mejor versión que se les enmudecía hasta el corazón.

Los zorros del cuento solo eran amigos pero por parte de su horóscopo Maya, ambos, se preocupaban primero por '3l otro' y así siempre ambos estaban esperando... "Parece que este no es el mejor momento para eso" pensaban el uno y el otro alternativamente de sus amigos zorros respectivamente...

La zorrita del cuento tras una de sus zorrerías alentada por su colega zorron descubrió unas cosas muy graciosas.
Al fin se dio cuenta de que era 'máS y mejor zorra con su colega zorro-zorro... Se le abría bien el tercer ojo con él aunque le había costado muuuucho verlo todo tan claro...
Pero claro; ahora le quedaban otras batallas que lidiar; ¿cómo iba a usar su astucia compartida para contárselo? Y ¿cómo iba a aprender a decirle esas cosas? ¿Cómo iba a explicar que quería que fuesen más zorros el uno para el otro con lo cabra loca que era su zorro favorito?  

Con tantas dudas la zorrilla se dio cuenta como al tratarse de su colega zorro se le nublaban mucho las ideas y perdía casi un 90% de su natural astucia y soñó que quizás o a lo mejor a su amigo del alma le pasaba igual y con ella se volvía menos astuto, cada vez más, y tol rato...

Pues si eran tan astutos, aunque se pusieran muy tontos el uno al otro encontrarían la forma de ser unos buenos zorros.


Pd: "me dijiste una vez q no te ibas a volver a enamorar así para no sufrir; ahora te digo yo que prefiero sufrir contigo que por ti. Te amo y es más; sufrir contigo es un placer muchas veces."

Ki-chi montaña



Montaña sobre montaña = nube

Había una vez una montaña que tenía el corazón muy gordo. De él le salía agua a borbotones y viento.

La montaña era preciosa y benévola. Sus árboles, flores, animales y bichos salvajes disfrutaban de su naturaleza y el equilibrio que regalaba.

Ni a simple vista pasaba desapercibida. Era una montaña perfecta. Sus árboles eran frondosos y fuertes, altos y profundos conectándola con el fondo de la tierra. Las libélulas y mariposas libaban en ella al por mayor contándose por miles o por manadas.
Ki- chi que se llamaba la montaña albergaba muchos animales salvajes además de un gran secreto que la convertía en una colmena de piedra y tierra.

"Ahí que adelantas con tener! Los ojos como una mora? Si cuando sales a la calle, que de cualquiera te enamoras! Y mira si eres presumida; que el traje de los domingos te lo pones to los días"

A la montaña le encantaba que le cantarán. Cada vez que escuchaba una canción nueva se la quedaba para hacerla suya y así tener un repertorio...

Ella regalaba sus bondades a cualquiera, solo con que la mirase. Le encantaba contonear las hojas de los árboles y sus ramas más finas como si de una niña pequeña se tratara. Siempre tenía un suspiro de aire fresco, un sorbo de agua recién nacida para todos y cada uno.
 Si, era una montaña mágica, si. Pero su magia era más potente que la magia de las otras montañas... Al menos de su alrededor.
Como todas las montañas era vivaracha. Sentía especial predilección por cualquier forma de vida, como todas también. Pero Ki tenía un secreto muy gordo que a pesar de ser un secreto a veces no podía disimular...
A Ki-chi le gustaban las cosas normales de montaña; que le corrieran por encima muchos animales, que la escalaran humanos, que la mimaran los bichos ... Pero también tenía algunos gustos extraños para tratarse de una montaña. Y es que a Ki-chi lo que le gustaba mas del mundo era el amor. Pero no un amor cualquiera sino el que le perteneciera. Su secreto era ese; que tenía un corazón muy gordo y sabía usarlo.
Solo le llegaban de verdad las cosas animales y bichos que le tocaban el corazón... Y cualquiera no le hacía sonar una canción al tocárselo...

Casi todos los caminos llevaban a su corazón pero eran muy enrebesados a veces casi laberintos de zarzas.

Ella observaba la vida todo el rato desde los prismáticos de su corazón verdoso. Disfrutaba mucho de su vida, plena, y la daba con gusto a quien la amaba.

Entre todos los seres que la habitaban o la recorrían esporádicamente tenía un ser favorito. Era una niña que un buen día; de esos preciosos y armoniosos de primavera se sentó frente a ella y tras saludarla; "buenos días bonica! Como estas?"
Y aunque no esperó contestación allí frente a ella se sentó ese día y un montonazo más... Con sus ojos cerrados de niña y con la única ambición de respirarla una y otra vez hasta que se le metiera dentro. Así fue como sin querer y sin darse cuenta la montaña se metió dentro de la niña prestándole sus mejores dones, silbándole canciones de ramas y árboles primero, luego haciéndola danzar con su felicidad y sus pájaros y libélulas... Prestándole sus mariposas más coloridas y mágicas... Presentándole a todos sus duendes y sus hadas, aunque le fuera la vida en ella... Hasta que la montaña mágica se dejó llevar del to y le contó sus más recónditos secretos. "Todas las montañas tenemos corazón"

Así se soldaron las dos. Pues la niña también se metió dentro de Ki-chi... Tan dentro que conocía los recovecos de su corazón a la perfección no sólo llegar allí como a su hogar... Se quedaron a vivir juntas. Acurrucadas la una en la otra y se amaban tanto que acabaron compartiendo todo. Tan conectadas que las movía la misma energía de viento y agua...