Powered By Blogger

lunes, 8 de septiembre de 2014

'Hipótesis Nebular'



Luna Tsuki noche de luna: Tsukiyo Lectura yomu





Hace mucho, mucho, muchísimo tiempo y espacio el universo era un auténtico caos.

Estaba el Sol, los planetas, las estrellas, asteroides, lunas y nada más. Bueno, había movimiento y fuerzas, oscuridad y luz pero nada de leyes de ningún tipo. (físicas, químicas, espaciales...) Aquello se podía denominar la paz de las galaxias.


Los planetas por no tener no tenían ni órbitas fijas y circulaban a su humor por el 'multiverso'. Danzaban como llevados por el viento y el cielo... Livianos como si no pesasen, como si estuviesen hechos de alas y plumas. Parecía que no se miraban unos a otros pero nunca chocaban en sus bailes locos como sujetos por hilos invisibles que impedían la colisión de unos contra otros.

Las palabras estaban en proceso de construcción; se comunicaban por destellos, balanceos, cambios de ritmo en sus movimientos. Aunque no se hablaban se entendían bastante bien y discutían poco.


La paz espacial duró años luz pero a los planetas y estrellas se les hizo fugaz. Ninguno de ellos había expresado de ninguna manera la felicidad pura que sentían mientras estuvieron allí suspendidos... Sin leyes ni normas, sin palabras. Así fue la infancia de los planetas y las estrellas, tan preciosa y perfecta que les pasó desapercibida pero se les metió por dentro.

Uno de los planetas más 'infantil' empezó a revolucionar el universo en el que brillaba el sol. Dando saltos y volteretas se recorría el 'cosmos' como si fuera suyo. A veces, chocaba contra otros planetas pero todos lo perdonaban y le restaban importancia a sus tonterías de planeta pequeño. El jovenzuelo (niñato/a), le soplaba a las estrellas e importunaba en general a todo el 'mundo'...


Hasta ahí todo más o menos normal, pero fue creciendo un poco y sus locuras lo hicieron de manera descomunal. A cada movimiento se le expandía su capacidad de ser y hacer lo diferente a lo no establecido... Y se le ocurrió viajar al Sol. No sabía bien como no se le había ocurrido antes esa genial idea a ninguno de los otros planetas pero no pensaba ni compartirla para que no le calentaran la cabeza con que era una chalaura. 

Así un buen día sujetó todas las fuerzas que podía en su cuerpo redondo celeste y comenzó a dar volteretas con todo el impulso que pilló. A su circulación se espantaban y apartaban las estrellas; aunque muchas salieron despedidas hacia otras galaxias por la fuerza del choche con el planeta loco, vamos a llamarlo T.

T llegó lo más cerca que pudo de Sol pero no llegó a tocarlo. Una vez allí se sintió exhausto y escuchaba pspspspspspspspr Era como si una energía oscura le impidiera el roce, como si Sol tuviese una fuerza repulsiva contra el...pspspspspsps.

Y el planeta T ya no recordaba más.

Había caído en un sueño sin sueño por el calor, o por el esfuerzo. Se había evaporado muchísimo, y de este planeta su mayor belleza era el agua. Lucía bastante feo ahora.

Lo había rescatado un planeta que llevaba un anillo que le venía grande, un jula hop que había utilizado para darle un tortazo que lo mantenía aún, años luz después girando sobre sí.

Este primer intento de Sol cambió al planeta T visiblemente y por dentro. Cuando se acostumbró a no parar de girar se sintió más gordito, ancho por el centro, la parte de arriba y la de abajo se le habían achatado. Pero lo cabezón no lo había cambiado por nada y pronto se precipitó de nuevo hacia Sol.

Lo salvó el mismo planeta, S, pero esta vez se interpuso en su camino y chocó con el para evitar que se evaporase más.  Tras el choque S comenzó a girar y del impulso chocó contra otro planeta y ese con otro y así como un efecto dominó del caos.

Fue un accidente gravísimo para el universo, de allí sacó fuerzas para darle a cada planeta una órbita que dominar. (Desde entonces los planetas tienen dominancia orbital y las estrellas pequeñas se apartan de sus cosas para no salir despedidas).

El Universo también entendió que los planetas estaban muy solos y libres en el caos, (eso no podía ser). A todos los planetas les dio la fuerza de la atracción pero a los planetas que comenzaron aquella catástrofe los compensó dándoles una atracción extra. Del choque entre ellos nacieron lunas. Eran sólo puntos luminosos, parecían juguetes para entretener a S y T pero eran puntos de fuerzas, anclas al universo. Eran sólo puntos donde su atracción les hacía más fuertes. Universo le contó a los planetas la historia de las estrellas y se inventó una historia de amor para justificar las lunas que les habían crecido a T y a S.

El jula hop de S les había encantado a las lunas y la gran mayoría se fueron con el. Era de colores como de arco iris, muy atrayente para las lunas. Sólo una luna se quedó con T; pero con lo loco que estaba le dió tanta importancia que se hizo lunático ese planeta... T dejó en manos de su Luna todas sus fuerzas, todo lo que tenía. El control de sus aguas que era la mayor parte de él, del crecimiento de todas sus cosas y hasta colocó su corazón en la Luna. Era la única con la que el planeta compartía sus alegrías y sus tristezas. Creía que era lo único que tenía y la quería mucho.

El planeta T le contaba muchos cuentos a la Luna hasta que la hizo también lunática a ella. La convenció de que cuando no se veían era porque Sol tenía celos de su amor y no los dejaba pasar todo el tiempo y el espacio juntos (lo llamaban Lorenzo en broma y en aquel cuento ella se llamaba Catalina; cuando se acuesta Lorenzo se levanta Catalina)... Y cuando el planeta se llenó de animales la dejó robarle la sombra a los lobos para que le aullaran a su luz cuando se sintiera llena.

Así la Luna más solitaria e insignificante se hizo la reina de aquel planeta. Y tanto poder y fuerza le dio el planeta a la Luna que ella se encaprichó de una estrella. Era una estrella pequeña, no llegaba ni a fugaz pero Luna la deseaba con todas sus fuerzas. Le parecía lo mejor que podría pasarle en aquel universo que le había tocado; tan pequeña y luminosa, tan lejana. T no se enfadaba con facilidad pero el deseo de la estrellita le dolió en el corazón; que lo tenía Luna, por si no nos acordábamos. Vamos, se lo daba todo y quería lo imposible, lo que no podía darle T...

La estrellita lucía en la parte norte del planeta y Luna siempre miraba hacia allí. Hacia su punto favorito del universo. T se evaporaba del coraje y se nublaba e incendiaba de manera espontánea e incontrolable cuando Luna parecía más enfrascada en su estrella.


El planeta lunático recordó sus artimañas e inventos de cuando era joven y revolucionario. Puso la cabeza en la Luna donde había escondido su corazón y el cuento le salió solo.

Una noche de verano que Luna estaba espléndida y sólo se la veía a ella en el universo... T pidió a Luna que bajara el sonido de las mareas para que le contase un cuento. Le pidió que no se riera porque lo había inventado para ella.

Le contó que cada uno de los seres que habitaban en el planeta; vivos y medio muertos, animales y árboles, cosas y flores... tenían por dentro un trozo de estrella y si como ella la buscaban y la encontraban, la adoraban y la llevaban a gala, con orgullo y raza por lo alto del planeta... su estrella les correspondía con su luz mirándolos por dentro... iluminándoles el corazón y el cerebro.

Luna se rió y le dijo que vaya mierda de cuento; que no salía ella. El planeta desconcertado por poner el corazón en un lugar poco apropiado le dijo que todas las estrellas la miraban a ella... que igual que ella soñaba con la estrella, todas las estrellas y seres soñaban con ella. Todo le pertenecía y ni aún así estaba contenta. Luna sólo quería mirar su estrella, no valoraba su cuento y T se entristeció. Casi sin querer, sin poder evitarlo T lanzo una maldición planetaria a Luna. Al fin y al cabo el planeta era el que mandaba en Luna y no al revés o eso pensaba el.

No servía de nada contarle cuentos, querer a Luna era una tontería porque no sabía lo que era amar; y eso que hasta los 7 mares le bailaban el agua por amor, q c, que él le había regalado las mareas por AMOR!

A T se le hacía imposible hablar con amor. Luna no entendía razones, ni palabras, ni cuentos ni sentimientos, Luna no atendía a T, lo tenía muy visto y T se sentía desenamorado de Luna por primera vez. Como iba a soportar el resto de su vida la mentira de amor que contaba con su cuerpo, con su movimiento con sus mareas a todos sus seres...

El planeta estaba en manos de Luna, por tonto. Y T deseo con todas sus fuerzas que de alguna manera todos los seres que lo habitaban viesen el lado feo de la luna, un lado oscuro y misterioso donde cobija almas, brujas y hadas... y muchas mentiras, de amor y desamor.  Como T guardo su corazón en la Luna con el tiempo y el espacio se le evaporó un poco creó una alerta secreta para que sus seres hipnotizados por la Luna, como el, supiesen también que miente. (Y que por amor se miente sin querer).


Así Luna sigue mirando a su estrella, cuentan que es su Norte y la única que no se mueve en el universo ese. Los seres de ese planeta que miran a Luna tienen estrella y Luna engaña a una parte del planeta por amor a su estrella.





PD: En el hemisferio Norte la Luna nos dice C cuando está Decreciendo-menguando y D cuando está creciendo, se va a llenar. En el hemisferio sur la Luna dice la verdad y cuando pone C es que crece y cuando dice D es que decrece... y en el Ecuador del planeta este la Luna dice montañas siempre...



Leyenda: q c; que coño, que cuki...




Cuentos tristes


Hubo un tiempo en que el dragón era el mejor amigo de los niños...

Era tan buena bruja que las pócimas y conjuros que realizaba siempre la superaban.

El elefante era bizco del ojo del corazón y veía el amor torcido.

El niño y la niña de diamante sólo podían rayarse juntos para hacer polvos brillantes.

El niño era tan mágico que convirtió a la niña en conejo al mirarle las braguitas.