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viernes, 8 de agosto de 2014

El pirata Caracola

"Estatua de sal... dime si vas a saltar... pequeño desastre animal"

Los habitantes del mar hablaban del ser extraño que se paseaba por las rocas.
Parecía colgado del cielo por un ancla que le permitía saltar o esquivar cualquier envite de las olas; bailaba al son de las mareas como "un lazo en un ventilador"...





El 'ser extraño' tenía la cara desdibujada por el roce de la sal. Era delgado y su piel tenía un tono entre salitre y luna llena de verano, también a plena luz del sol. Pero la punta de sus dedos, sus labios y párpados tenían un tono azulado tirando para morado; como si le corriera agua salada en lugar de sangre por las venas; o como si pasara todo su tiempo en el mar y se hubiese quedado en estado acuático.



                                         



A pesar de la imagen desaliñada del 'ser extraño del mar', los animales marinos no se dieron cuenta de lo raro que era hasta que empezó a tratar a una sirena. La sociedad marina hubiese entendido que el ser hablase con cualquier sirena, pues tenía una parte humana visible, eso hacían los seres humanos entablar conversaciones con las sirenas... Pero esta no era una sirena cualquiera. Era la sirena raspa dulce; la más macabra y extraña sirena que habitaba el fondo del mar. A la sirena le temían hasta los tiburones por rara. Vivía en un barco hundido que adornaba con raspas de peces cadáver; por eso la llamaban raspa dulce. Aunque a todos los animales marinos les encantaban los reflejos y las músicas que sonaban a través de las raspas de la sirena mala... la temían por excéntrica como humana y por humana como animal marino...   


La sirena se acercaba cada vez más al ser que llamaba pirata, por lo romántico de la palabra, pero no conseguía entrar en su mundo de ninguna manera. El pirata lo parecía de verdad y escondía un secreto.
A la sirena raspa dulce le contaba muchas mentiras y se reían juntos... Era cuestión de tiempo que la intrépida sirena quisiera buscar el tesoro.


El pirata no la dejaba acompañarlo a las rocas por las noches y no regresaba hasta el alba. Cansado, con los ojos más morados que de costumbre y los bolsillos llenos de arena. 

Raspa dulce justificaba el cansancio y los ojos morados por las noches en vela de su pirata pero imaginaba millones de motivos distintos para explicar la arena... Imaginaba que eran polvos de sueños robados, o lo que era peor; de sueños no realizados, que eran castillos de arena o una de sus teorías favoritas que era alguna metáfora extraña de los seres del planeta pirata de su colega...


Una noche de luna llena que la sirena consiguió no quedarse dormida; llena de pereza se escondió bajo  las rocas para observar lo que hacía pirata. Lo veía coger 'algo' (algo de cosa no de flora marina) de la piedra agacharse cuando el mar crujía contra las rocas y depositar ese 'algo' su bolsa. Después de mucho rato haciendo eso mismo pirata agarró la bolsa y se lanzó al mar.

La sirena se pegó aún más a las rocas para que no la viese y tras unos segundos se zambulló rumbo a la orilla tras el rastro acuático de su amigo.

En la orilla, la sirena, se quedó agazapada en el rompeolas, aprovechando las crestas de las olas no la vería.

Pirata caminaba por la arena y donde encontraba castillos, o agujeros de enterrar humanos o buscar agua sacaba de su bolsa una cosa y la dejaba allí enterrada.

Cuando la sirena se cansó de estar escondida salió reptando por la arena tras su colega. Fue tan sigilosa que pirata no se dio cuenta de su presencia hasta metros más adelante junto a un gran castillo de arena.


Pirata al ver a sirena emborrizada en arena, con el pelo enmarañado y la cara llena de cercos de sal no pudo evitar reírse a carcajadas. Hasta que raspa dulce se sintió ridiculamente salada como la solía hacer sentir.

Era evidente que sirena quería saber lo que hacía y se lo había ganado con su persecución.

Pirata escarbó un poco bajo el castillo y saco una caracola que le colocó a la sirena en una oreja, y la otra oreja se la tapó suavemente con un dedo.
Tras unos instantes la sirena abrió los ojos y le preguntó al pirata. ¿Porque se escucha a mar?

El pirata respondió que porque él había escondido un trocito de mar allí dentro.

¿Como? ¿Porque?

Por amor, porque se hacerlo... 
Cada vez que la marea sube, el mar se acerca más a las rocas y las besa. Es la forma que tiene el mar de amar al mundo, a las rocas y a la arena... dándoles besos de sal, con lenguas de espuma y agua, chocando con ellos, estremeciéndolos con luna como único testigo como los buenos amantes de toda las historias.

Pirata tras contar su historia se sintió indefenso e inútil, le daba tanta vergüenza lo que pudiese pensar sirena... Esperaba impaciente la burla de raspa dulce pero sólo encontraba un gran silencio ante su impaciencia.

Al fin tras mucho cavilar sirena dijo necesito una respuesta más, ¿porfa?

Venga dispara, ya veré si te contesto: dijo pirata. 

¿Y la arena de tus bolsillos?


Buff sólo es una tontería más... si me gusta mucho el castillo; me llevo un poquito... por si algún día construyo el mío.


Y a sirena le encantó más su amigo y lo loco que estaba y le propuso ayudarlo en su hazaña de rellenar caracolas, y pirata se opuso y le dijo una y otra vez que no para hacerla rabiar...

Y así es como sólo sirena raspa dulce y el pirata caracola esconden sus tesoros.

Imágenes Sethglobepainter Instagram

PD: Pócima de verano

- Brisas marinas y fresco de río
- Colores de mariposas, libélulas y otros bichos
- Buscar caracolas
- Azul cielo del tiempo (blanquea por dentro)
- Baños de sal y crujir de olas contra rocas
- Silencios de bosque
- sonidos de crecer la hierba
- Abrazos de sol
- Besos a granel de atardecer y lunas
- Chispas estrelladas
- Sonrisas al gusto

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