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sábado, 4 de julio de 2015

Pulp Garden

                              "Me cago en el mar y en los barcos de vela" recitaba el kraken


 Hace mucho, muchos tiempos en el mar vivían especies de animales que luego se extinguieron y los llamaron mitológicos. En torno a ellos proliferaron leyendas que los calificaron de 'monstruos marinos'. Entre aquellos monstruos marinos unos de los más populares y conocidos en todos los mares eran los kraken. Eran bichos muy grandes con muchos tentáculos, flexibles y resbaladizos como ellos solos o como las sirenas. Las sirenas eran otros de los bichos marinos calificados de monstruosos pero por distintas razones.


Los kraken son bichos grandes. Y es por todos conocido el respeto que infunden a los animales los bichos más grandes que ellos. (Nos hacen sentir pequeños, o más pequeños).
Así los marineros y piratas 'cobardicas' las noches que se alpistaban o fumaban opio cualquier sombra o ruido lo achacaban a algún kraken. Cada vez que se hundía un barco por viejo o por perder una batalla también le echaban la culpa a los kraken.  Así a la vez que los piratas y marineros cada vez parecían más valientes los kraken cada vez eran más temidos.
    En la actualidad a los krakens se les llama pulpos (y se los comen hasta en ensaladas). Supongo que para hacerlos más comerciales...

Las sirenas también están consideradas como monstruos marinos. Si, sí, me enteré hace poco, monstruos. Por tener cola me dijeron pero para que engañarnos. En las épocas de Krakens y sirenas las mujercitas de las aldeas costeras debían tener miedo a que a sus hombres se los tragara el mar. De manera literal. Y supongo que alguna se inventó la historia de que las sirenas se tragaban a los piratas y a los marineros. (Debió ser algo como: marinero que llega a casa; niña me he encontrado una sirena y me ha cantado una cancioncilla diciendo que fuera que quería lamerme y chuparme... mujer de marinero: uhiii Manolo no te acerques dicen que las sirenas se comen a los marineros y a los piratas, y ya esta; conclusión tomando café de las esposas de marineros y piratas; "tenemos que contar todas la misma versión! tu di que les gusta!". Y ya está el rumor se extendió y desde entonces las sirenas son monstruos marinos, vamos digo yo...

En aquel contexto marítimo-social vivían Adorabilis y Ari.

Ado era un kraken vulgar, de los muy grandes sin llegar a ser descomunal. Vivía sobre un lecho de coral que hacía que luciera un color corallium rubrum o rojo intenso. Se había alojado allí desde siempre. La poca profundidad le parecía ideal para zambullirse en el agua u orearse al sol y junto a el descansaba un tal 'el guardián del arrecife' que contaban que era un dios que se volvió piedra para nadar con las sirenas... Y al Kraken Adorabilis' le encantaban las historias de sirenas.
     Quizás por eso se instaló allí, esperando sirenas varadas en busca de bailes con hombres de piedra. Y seguro que por eso dejó instalarse sobre el a Ari una sirena traviesa que llevaba viviendo sobre Ado desde casi siempre.
Ado recordaba cuando empezó a sentir la presencia de la sirena. Se sentía un bullir en la cabezota de Kraken y los primeros días pensó que era un pajarraco más grande de lo normal. La sirena no bajó de su cabeza en meses se la notaba sobre el, con sus delicados y torpes movimientos de sirena. Con su cola escamosa que le hacía cosquillas a pesar de ser como el de resbalosa... Poco a poco comenzó a conocer su piel de sirena a través de su piel de kraken sin verse siquiera.

Para Ari también fue un shock mirar a los ojos al Kraken. Ella no sabía donde vivía, donde se metía al encaramarse a aquello que para ella era un alga gigante. (Sólo con la mierdecilla que albergaba el Kraken en su azotea pudo alimentarse meses la sirena, y por eso no bajó de su alga particular). Hasta el día que ya tenía limpia la cabezota de Ado y bajó a buscar algas. Fue entonces cuando Ado no pudo evitar mirar a la sirena mientras se zambullía y luego mientras salía del agua y se puso junto a el a recoger alguitas le buscó los ojos. Y se tropezaron las miradas y ambos chillaron de susto.

Tras la impresión inicial que dejó a ambos cabeza abajo en el mar; sirena se acercó a uno de los ojos de Ado y empezó a acariciarlo. Al Kraken nunca le habían hecho cosquillas de aquella manera y le gustaba aunque se le dispersaban los tentáculos y asustaba a la sirena.

Se hicieron íntimos poco a poco, roce a roce y con el tiempo Ado se dejaba hasta peinar a lo afro para contentar a la caprichosa sirena cuando quería un masaje de tentáculos...









A lo mejor el kraken era un poco gruñón y a lo mejor a la sirena le gustaban sus tentáculos...

PD: Tengo un Kraken que vale tesoros...

"Confío en ti más que en la posibilidad de encontrar cualquier tesoro. Le dijo el pirata a la caracola"

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