La reina de aquellas tierras era una fortaleza roja, llena de laberintos y tesoros silvestres.
Cuenta la leyenda que una reina mora que habitaba la fortaleza quedó hechizada por la montaña blanca. Embrujada por el encanto de sus siluetas y envenenada de agua clara que bajaba de la montaña, la reina Salma, en secreto cada verano subía a su diosa particular a ofrecerle todos los tesoros que poseía...
Así dicen que bajo la nieve relucen los oros de Salma en una montaña blanca y mágica...
VIII Siglos después de la leyenda los habitantes de la ciudad mora llegaron a la montaña.
El agua como elemento esencial vital les atrajo. Encontraron el oro bajo la nieve. Aprendieron a apartarla y a convivir con ella. Se hicieron de oro, unos pocos. Pero un oro de campeones. Hecho a base de ventiscas, dolores de espalda y sudores helados. Lidia con nieve virgen...
Instalaron sus refugios, los llenaron de trineos y mimaron a la montaña, a la nieve y a la gente.
Tendieron la mano a muchos que llegaron a tirarse hacia lo malo, hacia las placas de hielo o contra las rocas... Hicieron posible el rescate a pesar de la insensatez...
Hoy casi todo eso está perdido. La montaña mágica sigue reluciendo su oro secreto para los pocos que saben amarla. Los que centralizaron la belleza en las pistas se intentaron llevar las risas en trineos por las faldas del veleta... Casi lo consiguen... pero aún no.
Se de un campo de nieve virgen que pide a gritos trineos
Canción popular
Se van los montañeros
se van se van
a la montaña donde peleaban
era una morena la que los miraba
Que mírame morena que mírame
yo te remiro porque eres muy bella
y quiero que vengas conmigo a la sierra
A la sierra niño nonononono no quiero ir
porque en la sierra hace mucho frío se pasa muy mal se duerme en el suelo
En el suelo niña no dormirás
en un nido de flores
con cuatro montañeros que te hablaran de amores
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