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viernes, 22 de febrero de 2013

Con el corazón en la boca

"Que pena las cosas bellas, que manía tiene la tristeza de ponerse guapa" 
"Puede que el amor sea una cárcel pero al otro lado de la alambrada tampoco está la libertad"
Tayler Durden






Que difícil se hace hablar con el corazón en la boca. Más cuando está lleno.

De cualquier cosa. No tiene que ser amor puro, ni cariño siquiera. Una chispa de pasión, un toque de poesía o un grano de polvo de magia llenan el corazón de tal manera que al intentar hablar con el dentro de la boca no hay manera. Espachurra a la lengua contra las paredes, la aprieta contra el suelo y la cansa hasta que se tiene que dar por vencida.  Convencida a corazonazos.

Entonces la boca saca su armadura de paletas clavándolas sobre el labio, inferior la mayoría de las veces.
Así es como se pronuncian al respecto de cualquier sentimiento los corazones, por la boca.

A bocados, a dentadas

Las cicatrices de los labios hablan de los destrozos del corazón.
Los labios cicatrizan bien, las heridas son casi imperceptibles. Se tapan unas a otras. Solo se notan de boca a boca. Suelen hacerse atrapando los sentimientos entre labios y dientes. 



Los labios, las bocas en general y los corazones tienen muchos gustos comunes.
A los labios y a los corazones les gusta retozar, besar, abrazar, acariciar, soñar, palpitar, saborear.... Pero también tienen cosas malas ambos.
A los labios les cuesta mucho morderse fuerte hasta hacerse sangre. Sólo les pasa a veces por un mal movimiento o una casualidad. (Es entonces cuando todos los golpes van a esa herida).

Los labios son cobardicas como los corazones. Los corazones tampoco son capaces, dicen, de destrozarse ellos mismos... Pero los corazones son más valientes al menos hasta que sus cobardías se lo permiten. Los corazones como los labios prefieren sangran por bocados ajenos. Por heridas que les hacen otros corazones. Como si los corazones pudiesen golpearse unos a otros. Como si tuviesen uñas y dientes para pelearse.

Los corazones sólo saben bailar. Latir lo llaman, pero es danzar al ritmo que les caldean las venas. Llevar el compás que marcan sus pasiones. Saltar y dar brincos emocionados. Que poquita cosa parece ahh es que se me olvidaba el bombear. Los corazones son los únicos que saben bombear nuestra sangre. Hacerla fluir o rugir dependiendo del momento circulatorio en que nos encontremos...  



Con el corazón en la mano: esta expresión se me desmonta por partes.
Veo feo, regular, el´corazón en la mano', como si lo hubiesemos domesticado, como si con esa expresión obviasemos que el corazón cuando está en un recipiente, sea mano o lo que sea ya no nos pertenece. Si tienes el corazón en la mano malo. En cualquier momento esa mano puede soltarlo, dejarlo caer al vacío, lanzarlo contra el suelo o lo que es peor espachurrarlo y axfixiarlo contra el vacio de sus sentimientos...

Los dientes son como las ganas, los valientes de la boca y la historia. Se empeñan en tomar partido en las hazañas tanto de los labios como de los corazones.

Pero lo peor del cuento es no saber donde has puesto el corazón. Si yo lo llevaba en la boca seguramente por eso lo he perdído. ´Saldría escupío. Quizás sea mejor la opción clasica de ponerlo en otra mano, por tenerlo algo controlado. Aunque quizás ya sea tarde y de tanta libertad que le he dado el muy libre se me ha independizado del todo.


¿Hace cuanto que se me escapó del pecho?
¿Como soy tan desastre que no me dí ni cuenta de que había perdido algo como el corazón?
Había oído eso de que se me iba la cabeza y volvía al llegar al final, pero esto de perder el corazón es nuevo y ya no sé ni como actuar sin el... le había dado voz y voto y al final no me rebotó y exploto yo.

Lo siento por toda esta locura de hablar con el corazón en la boca pero hoy es uno de esas veces en que no puedo entender esos corazones mudos destrozados a silencios que ellos callan.



De lo malo, lo peor de todo es que los corazones hoy son peleones, se llegan a creer boxeadores de tanto protegerse la cara y atacar al corazón oponente donde duele. Son refunfuñones y cobardicas y no bombean junto a cualquiera. La mayoría de los corazones tienen complejos de gárgolas o de dragones, les crecen garfios, colmillos, cuernos y rabos... De piedra o de fantasía los corazones no pueden destrozarse porque están echos de la misma materia que los rabos de lagartijas; regenerante. Y como las gárgolas y los dragones siempre mantienen la sonrisa y los dientes bien puestos y altivos.


PD: ) Mi corazón baila punk rock

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