Me siento libre siempre, o al menos quiero creerlo. Libre para hacer o decir lo que pienso o quiero. Pero hace poco ha entrado en el juego el ^miedo^. A mal interpretaciones, a reflejos de prejuicios de otros...
Miedo a opinar o a ser crítica con lo que me rodea. Más que feo es horrible este sentimiento de libertad en arresto domiciliario en que me siento.
Quiero disfrazarme de soldado valiente pero a veces no me sale, no se si soy capaz de que la careta sonriente quede real sobre la herida de guerra....
Me siento un poco frustrada ante la incapacidad para la lucha por los ideales que siempre han sido mi bandera...
Me siento incapaz de plantarme, personalmente, y amotinarme. Explicar a los compañeros/ colegas.... y compinches de profesión o profesiones/ actividades... la necesidad de lucha en todos en cada uno de los sectores por los derechos y las libertades laborales y personales de los trabajadores que al fin y al cabo son los que tiran del carro.
Este post quería ser una especie de explicación a mi entrada anterior, pedir disculpas por lo brutalidad de algunas palabras y aliviar mi conciencia ante quien pueda pensar que es mi realidad fielmente descrita pues es una versión imaginativa y dramatizada producto de imaginación, pero eso sólo aquellos que me conocen bien pueden saberlo. O no?!
Releyendo esto me produce un poco de risa, parezco una comunista a ultranza: compañeros! estamos llamados a la lucha!! y me creo un poco mucho más moderada, pero ya me iré descubriendo... o no? jeje
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