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sábado, 8 de octubre de 2011

Refranes = esenciales

Quien siembra vientos recoge tempestades.
Quien a hierro mata a hierro muere.
No es más rico el que más tiene sino el que menos quiere.
Amor y rey no sufren ley.
Dime con quien andas y te diré quien eres.
Quien a buen árbol se arrima; buena sombra le cobija.
Como te ves me ví, como me veo te verás.
Agua pasada no mueve molino.
Agua de mediodía agua para todo el día.
Año de nieves, año de vienes.
Del agua mansa líbrenos Dios que las removidas se ven venir.
Antes es Dios que todos los Santos.
Quien toma a Dios por padrino tranquilo va en su camino.
Gran hidalguía y la despensa vacía.
Si de peral no diste peras. ¿quién de ti milagro espera?
El amor es fuego pero con él no se asa el puchero.
Amorosos juramentos se los lleva el viento.
Penas y olas nunca viene una sola.
Si entre burros te ves rebuzna alguna vez.
El rey y el acemilero pasan por el mismo sendero. 


Y tantos otros refranes son esenciales para entender algunos detalles antes incluso de que se produzcan.


Los refranes, siempre certeros, me parecen declaraciones de intenciones de lo inevitable.
Aptos para millones de momentos y situaciones son un legado callado, olvidado entre otros pensamientos más actuales. Actúan irremediablemente como presentimientos ignorados y devaluados. 


Entre mis favoritos dos básicos a tener presentes; 'Quien cuece y amasa de todo (tó) le pasa' y 'De todo sepas y nada hagas'.

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