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martes, 27 de diciembre de 2011

Mal- Entendidos

Los nervios y la ilusión hacían de 'Mari flor' un manojo de movimientos descompasados y rápidos. Estaba impaciente ante aquel primer día de trabajo como 'ilusionista', que era la carrera que había estudiado.


Después de años dedicándose a otros quehaceres sin relación con sus sueños al fín estaba sentada en una oficina para crear ilusiones. Junto a otra compañera Mari flor comenzaba a hacerse con los pormenores del puesto. Mal sentada, allí, a sólo unos minutos de comenzar con su ilusión algo la truncó.


Su mirada topó contra otra mirada. Ambas ocultaban tras una pose de altanería e indiferencia una curiosidad infundada y unos intereses muy mal camuflados.


Tras el cristal de la cafetería Mari flor se presintió observada. Al alzar la vista, a pesar de haberselo prohibido al subconsciente en secreto, de nuevo encontró aquella mirada altanera. Con un soplido, apartó la vista por vértigo nervioso.


Tras el cristal Noa recorrió la misma sensación de pánico escénico circunstancial. Percibió cierto desdén y desterró de su pensamiento aquel encontronazo tonto.


Mari flor olvidó que estaba haciendo y comenzó a buscar alternativas para volver a toparse con la mirada vedada para su consciencia. Volcó todas sus ilusiones en silencios. Y continuó ideando ilusiones de sueños mal estructurados....


Intentó acercarse con técnicas que consideraba simpáticas pero generadoras de millones de mal- entendidos... Tras la máxima de 'proporcionar a los demás lo que esperaba encontrar' halló en palabras y personas comunes el resquicio oportuno para aproximarse.


Para buscar la mirada que le dibujaba el subconsciente debía entender primero algunas de las visiones que pertenecían a los ojos de Noa, debío pensar. Se precipitó a presentarse a las personas con las que tenía alguna mínima afinidad para poder avanzar en el juego mental que se había propuesto. Intentó comunicarse con ellos pero sólo obtuvo  los malos- entendidos correspondientes.  Cuando se dio cuenta de cómo se torpedeaba a sí misma, ante la  mediocridad la historia que imaginaban lo demás, desistió de esos intentos vanos. De esos fallos asumió la sensación de haber dejado alguna brecha abierta. Ella que nunca se había preocupado por el qué diran ahora se reconocía sorprendida preocupándose por si había herido algún tipo de sensibilidad o incluso si lo había hecho mal por intertar desentrañar la dirección de una mirada ... Alucinaba sabiéndo cómo se mal- interpretaba la historia que nisiquiera contaba. Cómo se puede mal- interpretar la ilusión de otros (se preguntaba contínuamente, y no recaía en su maestría para contaminar ilusiones de historias ficticias...)


Los intentos siempre habían resultado inversamente proporcionales a sus empeños. Pero Mari flor era una experta en vivir de instintos. Un imán oculto le atraía los pensamientos siempre al  mismo puzzle de intuiciones, incluso cuando lo desterraba de su mente su pequeño secreto le hacía sonreir y presentir la emoción al final del túnel.


Le encantaban los rompecabezas, y aunque odiaba los laberintos mentales por una vez en su vida consideraba deseable la recompensa. Así pues... Continuó con el juego, que no le llevaba a ninguna parte. Escribía postales con tinta invisible que depositaba al alba en el escritorio de Noa. No sabía si alguna de ellas llegaba a sus manos y no le importaba. Mari flor disfrutaba sólo con saber al fin de la existencia de algún dibujante de ilusiones con estilo propio.


Noa por su parte sólo encontraba dibujos mejorables en las postales. Les faltaban trozos de la historia que él podía completar.


Comenzó a dibujar lo que le inspiraban y a guardar en secreto los bocetos. Soñaba con estar completando historias preciosas que vivían en sus dibujos. Siempre había interpretado los cuentos a su manera y ahora por fín había encontrado la forma de contar sus propios cuentos a través de historias prestadas. Con cada trazo se sentía más cerca de colorear al fin con los tonos apropiados, el cómic de su vida. Como cualquier buen dibujante, se limitaba a imaginar siluetas y poses de personajes, vestuario, colores y estampados favoritos de cada cual... El mundo de las historias de postal cada vez le atrapaba más.


Un buen día o malo -según como se entienda o mal-entienda- Noa dejó de recibir postales. Quizás mañana.


Pero las postales nunca volvieron a aparecer en su escritorio. Puedo inventarme yo otras escenas, sí a lo mejor por eso ya no recibo más dibujos. Habré conseguido la esencia de la historia y ya siempre acompañará a mis dibujos. O tal vez, el donante de postales a encontrado otro dibujante. Lo habré hecho mal?, que tontería; si nadie ha visto esos bocetos. Quizás sea por eso, porque no se los he mostrado a nadie?


Entonces cayó en la cuenta de que nunca, había agradecido esos detalles en forma de cuentos incompletos. Desde hacía 20 postales y miles de historias estaba atrapado por aquel cuento inventado a medias con algún extraño. Le habían embaucado sin un propósito claro.... Ahora buscaba la musa a través de la mirada de otra persona. Sabía o quería creer que contaban historias complementarias.


Pero el /la /los o / las donantes de postales cuenta cuentos habían desaparecido. Más bien nunca se habían presentado. Noa cabilaba en su cuarto a menudo como podía haber entendido mejor aquella historia efímera que le llenó los reglones de pasión. Algo se me escapa, me falta algún dato, quizás encuentre al donante que solucione las historias que he pintado.. o tal vez no..


Mientras tanto la colección de bocetos de historias de postales (mal- entendidas sin texto) continuaba creciendo en el fondo de armario de Noa. Desde entonces cientos de postales buscan cuentos que escriban las palabras que los completan.








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