Miradas azul agua marina, pelos amarillo destellos de sol, pieles de suavidad transparente y medias sonrisas. Chicos con algún tipo de síndrome de ángel cuyo único delito ha sido ese. Nacer bajo esa apariencia, un umbral de dolor muy alto y lo que implica cerebralmente.
Colonias de verano: hora de la comida
Todos se disponían a tomar el postre de aquellos simples platos que sabían a gloria tras la intensa mañana de correrías, juegos, baños, 'problemillas varios', risas y carcajadas.
La responsable médica distribuía las pastillas de colorines entre las monitoras para que estas las disfrazaran con los 'danones yoplait' de plátano o macedonia que tocaban aquel día.
Ana (una de las jóvenes estudiantes de psicología voluntaria) se acercó a Charly y a Emily -los ángeles de aquellas colonias-. Llevaba una de las jarras de agua y un vaso en las manos.
Charly sujetó el vaso y esperó pacientemente que Anita le sirviera.- Agua susurró, y bebió como solía hacer, como si viviese en un desierto y ese fuese el único fluido que probaba en días. Después del primero vino otro segundo vaso. Pero el tercero se quedó en un intento de acercar el vaso a la boca. Arrancó la jarra de las manos de Ana y la estrello de forma violenta, en varias ocasiones (como por inercia) contra la frente de Emily. Ana sujetó el brazo de Charly en el aire en su segundo movimiento ascendente.
El pequeño ángel parecía disfrazado de estatua de la libertad sangrienta, sujetaba lo que quedaba de la jarra en la mano derecha, lo más alto que podía.
Emily contemplaba desde la silla divertida e indolente lo que quedaba de aquella escena en la que ella era la co- protagonista. Ahora las medias sonrisas de ambos eran carcajadas coloreadas de rojo sangre como las caras de los que les rodeaban... cristales rotos pintados en el suelo.
Emily contemplaba desde la silla divertida e indolente lo que quedaba de aquella escena en la que ella era la co- protagonista. Ahora las medias sonrisas de ambos eran carcajadas coloreadas de rojo sangre como las caras de los que les rodeaban... cristales rotos pintados en el suelo.
Inspirado en un relato real
(Algún tipo de variante rara del Síndrome de Angelman o algo parecido.... no soy pedagoga, logopeda ni profe de educación especial. Los menciono porque me parecen 'toreros' de nubes... ole por ellos)
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