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viernes, 18 de mayo de 2012

Narci el sapo de charco




Había una vez en una charca con nenúfares de colores un sapo precioso... Sus ojos eran claros y al chocar el fondo del charco con ellos radiaban destellos verdosos como luciérnagas intensas... El verdor de su piel parecía tapizado de identico color al de sus vecinos nenúfares silvestres reluciendo como un diamante.. Por si fuera poco lo anteriormente descrito el sapo Narci saltaba muy alto gracias a su atlética figura... Todas las ranas y sapos del charco contaban en secreto que Narci bien podría ser un principe encantado pero nadie se lo contaba intentando en vano no acrecentar su ego de gigante...

Narci era fisicamente perfecto, largas ancas y amplia sonrisa. También era divertido y payaso, con bromas y disparates entretenía muchas tardes de charca... Pero también era bastante soñador y en algún momento comenzó a despegar los pies de su hoja de ninfa y se abandonó a sus cuentos diparatados...


Comenzó a saltar tan alto como sabía, de ninfa en ninfa, buscando su mejor reflejo en el charco, el mayor destello que la conjunción del agua y el sol le pudieran regalar... Poco a poco se dejó embaucar por el protagonista del principe sapo hasta que ocupó todo su cuerpo, su alma y cada uno de sus instantes.

Una vez metido en el papel; 'a hierro', hasta las trancas, o hasta las ancas en este caso.. el principe sapo le usurpó todas las bromas y los demás cuentos del sentido... Sus vecinos se cansaron pronto del nuevo inquilino del charco.. Sus poses e ínfulas, su desden hacia la vida que antes hacía más nimia y engatusadora en la charca... todo en él les parecía depreciable y asqueroso a los de su especie.. Ya nadie veía sus destellos, ni sus reflejos diamantes en el agua.. lo que antes les parecían luciérnagas de noche de repente se habían vuelto horripilantes como las luciérnagas a la luz del día...

Las ranas y sapos del charco no le decían nada a su compañero de espacio acuático;) quizás por pena o por fatiga... vergüenza ajena tal vez.. a lo mejor en el fondo del charco había un poquillo de amor al Narci verdadero y no a la imagen de el pobre sapo se había creado. El tiempo puso cada cosa en el charco donde
le pertenecía de forma legítima.

La confusión disfrazada de ego de gigante creció y creció hasta que ocupó todo el reflejo de Narci en el charco... Haciendo espacio para cuando comenzara el cuento real para el que se creía destinado consiguió echar a todos de alrededor. Se quedó sólo en el charco, gozando de su uso y disfrute...

Narci consiguió vivir el cuento con su princesa imaginaria en su charco solitario... Había alimentado tanto su imaginación que cuando apareció una princesa para besarlo estaba demasiado absorto en su reflejo y lo bello que quería mostrarse que nisiquiera vió a la princesa...

Por su parte los antiguos vecinos de Narci desde una charca cercana indicaron a la princesa como encontrar al sapo indicado... Se extrañaron de que la princesa siguiera de largo pero comprendieron que igual que a ellos también la podía haber despachado... Al fin entendieron quien era el verdadero amor del sapo Narci.... Cantaron, saltaron, bailaron y brindaron con disparates por él.. vivieron felices y comieron bichejos... 




El sapo verde.
por Carmen Gil
sapo verde
Ese sapo verde
se esconde y se pierde;
así no lo besa
ninguna princesa.
Porque con un beso
él se hará princeso
o príncipe guapo;
¡y quiere ser sapo!
No quiere reinado,
ni trono dorado,
ni enorme castillo,
ni manto amarillo.
Tampoco lacayos
ni tres mil vasallos.
Quiere ver la luna
desde la laguna.
Una madrugada
lo encantó alguna hada;
y así se ha quedado:
sapo y encantado.
Disfruta de todo:
se mete en el lodo
saltándose, solo,
todo el protocolo.
Y le importa un pito
si no está bonito
cazar un insecto;
¡que nadie es perfecto!
¿Su regio dosel?
No se acuerda de él.
¿Su sábana roja?
Prefiere una hoja.
¿Su yelmo y su escudo?
Le gusta ir desnudo.
¿La princesa Eliana?
Él ama a una rana.
A una rana verde
que salta y se pierde
y mira la luna
desde la laguna.


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