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jueves, 12 de abril de 2012

INVOCACIÓN




Que no crezca jamás en mis entrañas


esa calma aparente llamada escepticismo.

Huya yo del resabio,del cinismo, de la imparcialidad de hombros encogidos.

Crea yo siempre en la vida



crea yo siempre en las mil infinitas posibilidades.

Engáñenme los cantos de sirenas 



tenga mi alma siempre un pellizco de ingenua.

Que nunca se parezca mi epidermis



a la piel de un paquidermo inconmovible, helado.

Llore yo todavía 
por sueños imposibles


por amores prohibidos por fantasías de niña hechas añicos.

Huya yo del realismo encorsetado.



Consérvense en mis labios las canciones, muchas y muy ruidosas y con muchos acordes.


Por si vinieran tiempos de silencio.

(De Diario de un destello, Ed. Rialp, Madrid, 2006)

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